NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE

4.11.12

Alguien que pide tu sonrisa, hace caer tus lágrimas

Lo único que quiero es hacer las cosas bien, quiero cambiar algo y ser alguien. Es tan difícil encajar, es tan difícil enorgullecer a los que te rodean. Hay veces en que te sientes más solo que nunca, en que estás perdido y no sabes a quién acudir. Tus pensamientos van de mal en peor, esperas que algún día puedas salir adelante, que alguien sienta la necesidad de saber la verdad… Soltar todas las palabras que tienes guardadas, tratar de hacerte real, cortándote, fingiendo, riendo, aguantando. Caes en la cuenta de que nadie cree en ti, de que nunca serás la persona favorita de alguien y eres mejor por ti solo. Y lloras, lloras porque no quieres estar vacío y no quieres que tus pensamientos sigan el curso de lo tentador. No quieres agarrar un cuchillo, una navaja y llevar tu dolor interior a lo exterior. No quieres estar solo.

 Cuando encuentras los pilares que necesitas para salir adelante, para sostenerte y no volver a caer, son esos mismos pilares los que de a poco se van debilitando. Creías en ellos, pusiste tu vida en sus manos. Te destruyeron. Explicaste, lloraste y les preguntaste por qué, sin embargo no hay vuelta atrás. Sabes y estás preparado para que vuelva a suceder.

 Ver a todas las personas a tu alrededor gastando tiempo, te ves a ti mismo al espejo, demacrado, con cicatrices y lágrimas. Tratas de buscar el meollo del asunto, de salir adelante y sonreír por lo o los que valen la pena. Pero no puedes, porque sabes que son personas, sabes que nadie es perfecto y quieres gritar, gritar porque necesitas un abrazo y que te digan que todo va a estar bien.

 Deseas que todo termine, que alguien tome tu dolor y tu puedas seguir sonriendo. Porque así lo quieres, añoras con tanta fuerza poder ser como los demás. Y sientes que estás desperdiciando tu tiempo, que en realidad nadie te necesita y cuando diste palabras de aliento, fueron inútiles. No quieres ser débil, aguantas todo lo que te está matando por dentro… pero duras a penas unos días. No crees en la felicidad, y no crees que estés preparado para este mundo. Pero tampoco quieres decir adiós, porque sabes que personas no te aprovecharon, porque no le deseas a nadie este dolor, y no quieres dañar a los que ahora te dañan.

 Entonces sigues cavando el agujero que te atormenta en tu pecho, sigues tratando de mostrar tus dientes al sonreír y de ser mejor persona. Preguntas por qué, le pides explicaciones al aire y a Dios, imploras por salud para tus seres queridos, imploras para que ellos sean más feliz de lo que tu eres. Porque no te importa sufrir si ellos están bien, deseas que todo sea eterno y que tus los aproveches aunque duela. Aunque ellos no sepan quién eres, aunque ellos no te brinden el abrazo que necesitas. Aunque no te pregunten como estás.

 Y sientes que se acaba el tiempo, que la vida es tan corta y tu lloras todas las noches. Esperas por que alguien te llame por tu nombre y te diga que nada es real, que eres feliz, que nada más te hará sufrir. Que tus demonios internos nunca fueron de verdad y tu sales adelante… con la gente que necesitas para hacerlo. No esperas nada de nadie porque ya estás roto, ya no vale la pena tratar de buscar consuelo. Limpias tus lágrimas, te abrazas a ti mismo y sonríes porque hay que sonreír. Porque tienes que vivir y nadie te ha explicado como. Porque caer está permitido pero levantarse es obligatorio. Aunque duela, aunque no puedas, lo haces. Aunque lo tengas que hacer solo y seguir herido. Lo haces porque tienes que vivir, y nadie dijo que hacerlo fuese fácil. Nadie dijo que vivir fuese una buena experiencia.