NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE

4.9.12

Tres lágrimas

Esta vez fue en silencio. Solo sentí el ardor de mis ojos y de mis labios, que se hinchaban al igual que cada mínima parte de mi rostro, al derramarlas sin sonido alguno por mis mejillas hasta mi cuello, y de él hasta mi colchón, pudiendo sentir la humedad en mi nuca. La oscuridad censuraba mi vista, y mis otros sentidos quedaban agudizados. Pude sentir el gélido aire sin destino aventar contra la piel desnuda de mis manos, y como inútilmente pretendía congelar mi sonrosada cara. Respiré agitada, queriendo debilitarme ante la vulnerabilidad de mis ojos, sin embargo continué sin emitir sonido alguno, nada más que soltando algún bostezo, que desde lo más hondo de mi pecho venía reemplazando el dolor. Me desesperé, pude moverme y sentir otra vez la brisa. Alargué mis índices hasta mis ojos y sequé toda prueba y testimonio de como el sufrimiento pasó las barreras de la voluntad y se manifestó como aquel líquido salado, tan conocido, tan frecuente.