NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE NEVER MORE

19.1.11

está bien llorar


Cuando cierro mis ojos siento que extraño el calor procedente de las almas, siento como mi corazón late sobreviviendo, sigue vivo. Escucho a mi alma y es tiempo de ponerme sensible. Los temblores que van recorriendo mi espina dorsal se fusionan con mi respiración pausada. Es el sentir como mi pecho se contrae recibiendo suspiros, sintiendo pasar el tiempo, recordando los días en que no debía sobrevivir, si no vivir. Me inunda la oscuridad y un remolino me absorbe llevándome lejos de todo y de todos. Percibo los susurros que rozan mis oídos y se pierden en mi nuca. No sufro, solo siento. No hay nadie conmigo en esto, soy yo y el silencio. Mis ojos poco a poco van cediendo, permitiendo a las lágrimas colarse entre los párpados y caer por mis mejillas hasta perderse en mis labios dejando el peculiar sabor salado. Dejo de pensar en un momento, me concentro solo en escrutar lo poco perceptible. El tiempo ya no existe, todo se detiene a mi alrededor. Me pierdo por un momento de la realidad hasta que comienzo a indagar en las dudas existenciales. ¿Quién soy yo? ¿Qué hago acá? ¿Cuál es mi misión, mi prometido? No sé, nunca tendré respuesta para eso. Recuerdo en qué me he convertido, trato de hallar explicaciones, más fracaso en mi búsqueda. Nunca nada es como es. Se vienen a mi mente letras de las melodías más depresivas, sólo las de mis grupos favoritos. Frases que coinciden con mi estar. Pero no sé que sucede. En el ámbito físico mis lágrimas siguen cayendo. Son el reflejo de mi sentir emocionalmente. Nunca podría sentir tanto dolor como el que siento al pensar en mi. Deseo verme desde afuera, conocer cómo es que mi anatomía se acostumbra o revela ante este mundo. Estoy entremedio de decisiones, de ideas. Nunca había estado lo suficientemente enfadada o triste, nunca había podido llegar a los extremos como ahora. Todo se mezcla, sin embargo sigue siendo negro, todo negro. Y mis lágrimas siguen su curso. Recuerdo lo que pasó anoche, en ese momento no hice más que reír. De verdad, ¿tanto he cambiado? No. ¿Tanto me he enfermado?. Quizás tenías razón con lo que dijiste hoy. Tengo miedo por ti y por mi. No quiero que hagas nada, deseo tanto que todo sea como antes. Perdón, no sé si lo siento realmente. Me falta encontrar mi lugar ya alejarme de esto, porque simplemente ya no me siento aquí. Mi imaginación ahora es mi única mejor amiga, es la que me acompaña y da paso a fantaseas olvidándome de que existo y creando mundos donde todo es sombrío, pero a mi me gusta. Que puedo decir, me siento a gusto con lo morboso e irracional. El surco en mis mejillas incrementa, mi respiración se dificulta. Siempre lloro, no sé porqué. Me agrada hacerlo, sacar todo. Es bonito. He llorado tanto que mis ojos arden siempre. Ya no me obligo a sonreír si no lo siento, porque eso es simplemente una faceta de la sociedad. Si estoy feliz no necesito demostrarlo. Mi pecho se cierra y es donde yo más contenta estoy. Pero aún así sigo llorando. Ya parece un chiste, uno para nada gracioso. No me importa hacerlo una y otra vez, además sé que nunca me secaré. Está bien llorar, como está bien ser diferente al resto. Ser llorona o un bicho raro.